miércoles, 4 de abril de 2012

Aniversario 30 de Guerra de las Malvinas Cuentas pendientes no conservan amistades

Aniversario 30 de Guerra de las Malvinas Cuentas pendientes no conservan amistades
LAURA BÉCQUER PASEIRO   http://www.granma.co.cu/2012/04/02/interna/artic01.html

El 2 de abril de 1982, Argentina y Reino Unido se enfrentaron en una guerra por la soberanía de las Islas Malvinas. La contienda bélica dejó un saldo de 649 militares argentinos muertos, 255 británicos y tres civiles isleños.
Uno de los tantos actos en recordación a los caídos durante la guerra.
Estas divergencias datan de 1833, cuando el 2 de enero el capitán de la Armada Británica, John James Onslow, comunica a las autoridades argentinas en la Islas que tomaba posesión de las mismas y les solicita que abandonen la zona.
Los pocos argentinos que las habitaban fueron desalojados por la fuerza expedicionaria británica, que se apoderó violentamente del archipiélago y estableció en su lugar una pequeña colonia. Tal accionar acuñó el carácter colonialista del conflicto.
Los territorios, firmemente reclamados por el Gobierno de Argentina, son asumidos como una zona integral e indivisible de su espacio que se halla ocupada ilegalmente por una potencia invasora. En tal sentido, las hace parte de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, donde son agrupadas junto a las islas Georgias del Sur, Sandwich del Sur y Orcadas del Sur, en el Departamento Islas del Atlántico Sur. La disputa comprende también los espacios marítimos adyacentes.
Varios analistas sostienen la teoría de la existencia de una operación de la Inteligencia británica. A la isla de Georgia fueron enviados obreros argentinos que enarbolaron su bandera patria en el lugar. Ello produjo el pretexto deseado por los ingleses: indignarse ante la "falta de respeto" y movilizar sus buques hacia la zona. De tal forma, si la nación sudamericana permanecía impasible a la provocación, hubiera supuesto una renuncia implícita a sus derechos soberanos sobre las Malvinas. La encerrona había funcionado. Así lo reseña Bruno Tondini en el texto Islas Malvinas, su historia, la guerra y la economía, y los aspectos jurídicos y su vinculación con el derecho humanitario.
Para la estrategia británica era indispensable que Buenos Aires jugara el papel de agresor. "El objetivo británico era buscar la posibilidad de reaccionar militarmente con todos los recursos de la Royal Navy tal como lo tenían previsto desde 1976 y, desligados de la tutela de la ONU, actuar en defensa propia y construir su ‘Falkland Fortress’. Tal fortaleza liquidaría por completo nuestros reclamos de soberanía", asegura Tondini.
En sus memorias, la premier británica Margaret Thatcher realza la importancia del triunfo inglés como un triunfo personal de su Gobierno. Ello contribuyó a que subsistiera por dos periodos más en el poder, en un momento en el que los conflictos mellaban en la sociedad británica. De hecho, "la dama de hierro" rechazó toda posibilidad de una solución negociada.
Al respecto, en una de sus reflexiones Fidel califica de "criminal el despojo que significó para Argentina arrebatarle un pedazo de su territorio en el extremo sur del continente. Allí emplearon los británicos su decadente aparato militar para asesinar bisoños reclutas argentinos vestidos con ropas de verano cuando ya estaban en pleno invierno. Estados Unidos y su aliado Augusto Pinochet le dieron a Inglaterra un desvergonzado apoyo".
Y es que precisamente los yankis favorecieron resuelta y descaradamente al Reino Unido durante la contienda. Su objetivo: apuntalar el dominio de Londres en una zona que forma parte del sistema integrado de defensa de la OTAN y de los planes militares estadounidenses en el Atlántico Sur.
Documentos desclasificados del Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia revelan los detalles de la participación de la Casa Blanca durante la guerra de las Malvinas. El periodista Martín Granovsky, en el diario Página/12, destaca entre ellos una carta del presidente Ronald Reagan a su secretario de Estado, Alexander Haig. En la misiva Reagan, le dice a Haig: "después de haber leído tu informe sobre tus conversaciones en Londres, queda clara la dificultad que entrañará lograr un compromiso que le permita a Maggie (refiriéndose a la Thatcher) seguir y al mismo tiempo pase el test de ‘equidad’ con nuestros vecinos latinos. En esas condiciones no hay mucho margen de maniobra en la posición británica y no se puede ser optimista". Reagan propuso a Haig insistir en una presencia multinacional y lograr de Leopoldo Galtieri (ocupó de facto la presidencia argentina entre 1981 y 1982, durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional), un compromiso de retiro de fuerzas compatible con lo que se pedía al Reino Unido sobre una distancia mínima de sus submarinos nucleares.
El respaldo de Washington a Gran Bretaña ratificó la farsa e inoperancia del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Entre los artículos de este pacto de defensa de 1947, está el 3.1 donde se establece que un ataque armado por cualquier Estado contra un Estado Americano, será considerado como un ataque contra todos los Estados Americanos. El TIAR se ha invocado, al menos 20 veces, pero solo de acuerdo con los intereses de la Casa Blanca, lo mismo para juzgar a Cuba que en aras de justificar su llamada guerra contra el terrorismo.
CAUSA COMÚN
Treinta años después de aquella escalada militar, Buenos Aires sigue reclamando sus derechos en el archipiélago del Atlántico Sur, mientras se enfrenta a un Londres cada día más intransigente y prepotente.
El envío del príncipe William a las Islas y la presencia de un potente buque nuclear inglés en las aguas sureñas, no se corresponde con la política esgrimida por Argentina de sentarse a negociar y resolver el conflicto mediante el diálogo. Obviamente, Londres se rehúsa a ello y opta por desacatar las recomendaciones del Comité de Descolonización de Naciones Unidas y la Resolución 2065 de la Asamblea General, que insta a las partes a buscar una solución pacífica al diferendo.
Argentina calificó tales acciones como una provocación para "mostrar la presencia militar británica en una zona de paz donde no hay conflicto armado".
Con ello el gobierno europeo solo le subió el tono al diferendo militarizando aún más el Atlántico Sur y violando los acuerdos regionales que velan por la desnuclearización de esta zona. El primer ministro británico David Cameron proclama, como lo hiciera en su momento Margaret Thatcher, su derecho a usar los submarinos nucleares para matar.
El politólogo argentino Atilio Borón considera que desde hace mucho tiempo su país estaba "atrapado entre las secuelas paralizantes de la ignominiosa derrota sufrida hace casi 30 años —producto de la incompetencia, fanfarronería y demagogia de la dictadura genocida—, y la vía muerta de una estrategia diplomática que, pese a su perseverancia, no rindió frutos porque el mal llamado ‘orden mundial’ es en realidad un cruento e injusto desorden en donde solo por excepción deja de regir la ley del más fuerte".

No obstante, el valioso apoyo que la región latinoamericana le ha dado a la causa muestra que Argentina no está sola en su reclamo por el legítimo derecho que le asiste. En esta batalla que viene librando hace 179 años, los pueblos al sur del Río Bravo han hecho causa común, rechazando el colonialismo maquillado del Reino Unido. El gobierno de ese país desconoce que el mundo está cambiando, y el desprecio de nuestro hemisferio y de la mayoría de los pueblos hacia los opresores se incrementa cada día, como afirma Fidel.
Allí están las valientes y enérgicas posiciones de organismos regionales como CELAC, MERCOSUR, UNASUR, ALBA. Sus declaraciones tienen en común el llamado a las partes a reanudar las negociaciones y la ratificación de que ese archipiélago austral, ocupado por Gran Bretaña, constituye parte inseparable del territorio nacional argentino. 

Aun cuando la solución a esta prolongada controversia no se ha perfilado todavía, es admirable la firmeza con la que el Gobierno y el pueblo argentinos no han cejado en su justa demanda. La historia le sigue debiendo a esa hermana nación.

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